Coyuntura macrosectorial, octubre 2007.

Una moderada baja experimentaron las proyecciones de crecimiento de la economía mundial que realiza el Fondo Monetario Internacional, aunque el ritmo de la expansión continuaría siendo fuerte. En 2007 el producto se incrementaría en 5,2%, mientras durante el próximo año lo haría a una tasa de 4,8 por ciento. Para América Latina se estima un alza de 4,8% en el producto regional, aunque se advierte que los Estados deberán ser cuidadosos en la administración de los flujos de capital extranjero, para evitar un sobrecalentamiento en sus economías. El panorama se plantea auspicioso en el caso de Chile: la organización internacional elevó hasta 5,9% su pronóstico de crecimiento para el presente año y situó en 5% el aumento esperado para 2008.Los problemas financieros que han afectado a los países desarrollados han debilitado al dólar. De hecho, los organismos internacionales consideran que la moneda norteamericana continúa sobrevalorada. En este marco, la trayectoria de la divisa se adapta al mecanismo normal, mediante el cual el sistema se ajusta ante los desequilibrios y/o los nuevos fenómenos que emergen en un mundo globalizado. La turbulencia financiera provocó ajustes en las tasas de interés y obligó a las autoridades monetarias de varias naciones desarrolladas a inyectar liquidez a sus economias.Por otra parte, el dinámico crecimiento de las llamadas naciones emergentes, entre las cuales se cuentan gigantes milenarios como China e India, ha impactado fuertemente en el precio de las materias primas. Algunos productos agrícolas han visto expandirse su demanda por el mayor consumo en esos países, fenómeno que ha ido acompañado por un movimiento, en el mismo sentido, derivado del desarrollo de los biocombustibles. Estos últimos se han transformado en el centro de atención dentro del mercado de la energía, ante la continua alza en el precio del petróleo. El incremento en los precios del petróleo, de la energía eléctrica y de las materias primas tiene, a su vez, impacto en los costos de producción de las empresas. La caída del dólar y el consiguiente estrechamiento de los márgenes de rentabilidad de las empresas agrícolas y agroindustriales, obliga a poner el acento en otra variable de la ecuación: los costos. En septiembre el valor del dólar observado promedió los $ 517, cifra 4% inferior a la cotización del mismo mes de 2006. En octubre el tipo de cambio ha estado evolucionando demasiado cerca de los 500 pesos por dólar. En ese contexto vuelve a plantearse la idea de importar mano de obra, para así reducir los costos. Argumentando que el auge de la construcción y la baja tasa de participación laboral elevan el valor de la mano de obra no calificada, los empresarios, particularmente los exportadores, abogan paralelamente por que el Gobierno adopte más medidas destinadas a aumentar el valor del dólar y mejorar la competitividad. Recientemente el ministro de Hacienda y el director del Servicio de impuestos internos anunciaron un nuevo conjunto de medidas tendientes a facilitar el pago de impuestos en moneda estadounidense. Con preocupación creciente se esperan, cada mes, los indicadores de actividad económica e inflación. Los incrementos en los precios de los alimentos tienden a generar malestar social. Como el peso de los alimentos en la canasta de consumo de los más pobres es ampliamente superior al promedio, se exacerban las consecuencias de la mala distribución del ingreso. El índice de precios a consumidor (IPC) acumuló a septiembre un aumento anual de 5,8%; sin embargo, los precios de los alimentos subieron en cerca de 15% en igual período. Similar situación se aprecia en los precios mayoristas: el IPM general registra un alza de 7,4% en doce meses y el IPM agropecuario, una de 30,8 por ciento. Algo inferior, pero sin duda una tasa también impresionantemente alta, es la que registró el índice de precios al productor (IPP) agropecuario, que acumula un aumento de 26,6% entre septiembre de 2006 e igual mes de 2007.En enero - agosto de 2007 el índice de producción física de la agroindustria anotó un incremento de 7,5%, con respecto a igual período de 2006. Las ventas de la industria agroprocesadora registraron un alza anual de 7,3%. Este gran dinamismo proviene, principalmente, del rubro Fabricación de papel y productos de papel, que exhibe aumentos de 24% tanto en ventas como en producción. La industria dedicada a la Fabricación de bebidas contribuye con crecimientos superiores al 9% en ambos indicadores. En el extremo opuesto se ubican las empresas del rubro Aserrado y cepilladura de madera, que se ha visto afectado por la crisis inmobiliaria estadounidense y bajaron 6% la producción y 8% las ventas. La fuerza de trabajo de la agricultura se situó en 756 mil personas en el trimestre junio - agosto, lo que representa un 11% del total nacional. Las y los trabajadores ocupados alcanzaron a 706 mil, y la tasa de desocupación se ubicó en 6,7%, cifra inferior a la prevaleciente en el mismo período del año anterior. A pesar del bajo nivel del dólar, la balanza comercial de productos silvoagropecuarios exhibió un saldo positivo de 5.674 millones de dólares en los primeros ocho meses de 2007. Las exportaciones se empinaron hasta los 7.520 millones de dólares, con un crecimiento de 20,3% en relación con enero - agosto de 2006. Los envíos de bienes procesados son los responsables de la mayor parte de la expansión del comercio agrícola: las exportaciones industriales se incrementaron en más de 28%, mientras los productos primarios registraron un incremento de 7 por ciento. Las importaciones de mercancías del sector silvoagropecuario ascendieron a US$ 1.846 millones, cifra que se compara con los US$ 1.441 millones del período enero - agosto de 2006.