Estudios de Política Rural de la OCDE – Chile 2016

En las últimas décadas, Chile ha experimentado un crecimiento económico y un progreso social significativos. Una gran parte del ingreso nacional y de las exportaciones está asociada al sector primario, en particular a la minería, pero también a la agricultura, a la actividad forestal y a la pesca. Sin embargo, se ha puesto poca atención en proporcionar un contexto más favorable para estas industrias a nivel regional. La peculiar geografía de Chile hace que las actividades económicas y los patrones de asentamiento se concentren en unas pocas áreas geográficas, contribuyendo a que existan muy altos niveles de desigualdad entre las regiones. Más de la mitad de las regiones chilenas con altos grados de ruralidad registran un PIB per cápita inferior al 75% del promedio nacional. Para resolver este problema, es necesario cambiar el enfoque actual de la política rural, que lleva a que las regiones rezagadas dependan de programas sociales y políticas agrícolas o de otros sectores, remplazándolo por un programa más amplio e integral de desarrollo rural. Además, la actual definición de las áreas rurales en Chile no es adecuada a una economía rural moderna En la economía rural moderna cobran importancia consideraciones como el reconocimiento del peso de las interacciones entre lo urbano y lo rural, la necesidad de diferenciar los distintos tipos de áreas rurales así como, su corolario reconocimiento y definición de los múltiples tipos de áreas rurales. Chile actualmente tiene un programa rural pero carece de una política rural … Actualmente, Chile carece de una política rural explicita y formal, como las que comúnmente existen en otros países de la OCDE; es decir, no existe un enfoque territorial integral para el desarrollo de las regiones rurales del país. En contraste, tiene una serie de políticas sectoriales para aquellas actividades que más comúnmente desarrolladas en las áreas rurales, principalmente actividades basadas en la extracción de recursos naturales y en la agricultura, así como algunas medidas específicas para la prestación de servicios públicos en áreas rurales. No existe una acción coordinada en las áreas rurales centrada sobre las necesidades de las comunidades rurales desde la perspectiva del desarrollo sostenible – garantizando que las áreas rurales puedan continuar ofreciendo riqueza a la vez que busquen lograr su sostenibilidad general. Más aun, dado el énfasis del enfoque actual, que asocia lo rural con áreas resagadass, las políticas rurales en práctica hacen particular hincapié en proporcionar subsidios a aquellos que estén desfavorecidos, no con el objetivo de que usen ese apoyo para mejorar su condición, sino más bien buscando una mayor cohesión social. Los gobiernos subnacionales tienen una autonomía limitada … Chile tiene un gobierno altamente centralizado, en el que la mayoría del diseño y de la implementación de las políticas se definen desde el estado central. En este contexto, las políticas de desarrollo rural han sido diseñadas con un enfoque desde arriba hacia abajo, a veces sin la debida consideración de las particularidades, prioridades y realidades territoriales. La gran cantidad de actores públicos nacionales involucrados en el desarrollo rural genera un alto grado de fragmentación institucional, lo que tiene como resultado la superposición de programas y fallos de coordinación en las políticas rurales. Si bien Chile ha creado una serie de comités interministeriales para lidiar con los desafíos y problemas transversales en las áreas rurales, es necesario integrar mejor las políticas de desarrollo rural para asegurar el aprovechamiento de potenciales rentabilidades a través de la complementariedad y evitar resultados contraproducentes. La limitada capacidad fiscal de los gobiernos municipales limita su capacidad de ejercer cualquier responsabilidad que les haya sido delegada. En este contexto, es importante que a dichos gobiernos se les vean transferidos recursos a la vez que una mayor delegación de atribuciones.