El mercado de la carne bovina.

Situación internacional La situación sanitaria del ganado bovino a nivel mundial ha sido el tema relevante durante este año. La pandemia de fiebre aftosa, que ha provocado la presentación de focos en lugares donde la enfermedad estaba erradicada, ha sido uno de los signos más evidentes de los peligros que puede tener la globalización. Además, la aparición de casos de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en países donde no había antecedentes de ella ha provocado un fuerte impacto en los consumidores de carne bovina, especialmente de los países europeos.La seguidilla de focos de aftosa en Europa, América y Asia, en un lapso bastante corto, ha alertado a las autoridades sanitarias internacionales, provocando la puesta en marcha de una serie de medidas para evitar el ingreso de la enfermedad a áreas que aún se consideran libres, como es el caso de nuestro país.En Europa, después de un trimestre muy complicado, entre marzo y mayo, se logró controlar los focos de fiebre aftosa que se habían presentado, especialmente en Francia, Holanda, Irlanda y, con mayor énfasis, en el Reino Unido, país que llegó a tener 1.543 focos en dicho período hasta que logró detener el avance de la enfermedad. Para ello, se debió sacrificar alrededor de 500 mil bovinos y cerca de dos millones de ovinos, con el consiguiente costo económico.Por su parte, algunos países de Asia y Africa también han presentado focos de la enfermedad, aunque han ocurrido en áreas donde todavía no está erradicada.En América la situación es más complicada, ya que esta patología se presentó con mayor virulencia en países con programas exitosos de erradicación, donde ya no estaban vacunando, como son los casos de Argentina y Uruguay. La pérdida de su condición de países libres les impide ingresar con productos cárneos al circuito no aftósico de la carne bovina, que es el que paga mejores precios por el producto.Estos sucesos que han afectado los mercados internacionales de la carne, los han obligado a una readecuación de los circuitos de transacción, al quedar fuera del circuito no aftósico Uruguay y Argentina. Esta situación ha sido aprovechada por Nueva Zelanda y Australia, quienes han visto facilitada la colocación de sus productos, con un repunte simultáneo en los precios.Por otra parte, la presentación de casos de EEB tuvo un fuerte impacto sobre el consumo de carne en el continente europeo, el que, según estimaciones del USDA, podría bajar 14% en este año. La ocurrencia de esta enfermedad en Europa ha obligado a las autoridades sanitarias a adoptar una serie de medidas que permitan asegurar al consumidor europeo que está adquiriendo un producto inocuo. Entre ellas está la de establecer un estricto control de los insumos que van a consumo animal, prohibiendo el uso de harinas animales en las raciones, a excepción de la harina de pescado, y considerar el intestino y la médula espinal como material de riesgo especifico que debe ser removido de todo el ganado sacrificado. Además, todos los animales mayores de 30 meses que sean sacrificados deben ser testeados para EEB.En este marco, los mercados internacionales de la carne en el 2001 han mostrado un fortalecimiento en los precios. El indicador que maneja la FAO señala un aumento de 4% en los precios internacionales en los primeros cuatro meses de este año. Esto ha sido en gran medida debido a la situación comentada en los párrafos anteriores.Las restricciones en las exportaciones de productos seguramente van a provocar una mantención del alza en los precios, a pesar del aumento marginal de la demanda mundial de carne. Sin embargo, la proyección del comportamiento de los precios continuará empañada por la incertidumbre del efecto de la EEB en los consumidores. Los precios de las carnes de aves y ovinos sí tienen mejores perspectivas de mantenerse en alza, por una mayor demanda en un contexto de crecimiento limitado.La proyección que hace FAO de la producción mundial de carnes señala un aumento de 1,5% en el año 2001, dentro de lo cual la producción de carne bovina caerá un 1%, siendo la única carne que bajará su producción en este año. La reducción será mayor en los países desarrollados, donde alcanzará un volumen de 29,5 millones de toneladas, un 3,6% menos que en el año 2000. En los países en vía de desarrollo se alcanzará un volumen de 30 millones de toneladas, un 2% superior al del año anterior. A pesar de esto, el aumento que se observará será menor que el promedio de crecimiento de los últimos cinco años, que ha sido de 3,5%, lo que se debería a la presentación de focos de fiebre aftosa en Uruguay y Argentina.El consumo per cápita de carne bovina en países desarrollados caerá un tres por ciento por segundo año consecutivo, llegando a la cifra de 21,9 kg por persona en 2001. Lo contrario sucederá con la carne de ave, cuyo consumo en el mundo continúa creciendo.Se proyecta una reducción de 1,5% en el comercio de carne bovina, a 5,3 millones de toneladas. La baja oferta y las restricciones en las exportaciones de la Unión Europea harán que se produzca una disminución de 1,4% en los envíos de carne de los países desarrollados. Mientras tanto, las expectativas de Latinoamérica de expandir sus exportaciones quedaron truncas debido a los focos de fiebre aftosa y se espera, en cambio, una caída de 4%. De este modo, con baja competencia de la Unión Europea y Latinoamérica, junto a mejores precios en los mercados internacionales, se proyecta un récord de envíos por parte de EE.UU., Australia y Nueva Zelanda. Incluso pequeñas partidas están entrando a Chile desde este último país.En vista de esta circunstancia, se ha prohibido el ingreso de carne bovina a Chile desde países que están presentando focos de fiebre aftosa, entre los que se cuentan algunos que han sido hasta recientemente nuestros abastecedores naturales de carne: Argentina y Uruguay. Esta situación deberá mantenerse hasta el momento en que las autoridades sanitarias de dichos países otorguen plenas garantías de que los animales provienen de predios libres de focos, y que éstas sean aprobadas por Chile.La situación más difícil se vivirá en la próxima primavera, cuando se comience a llevar animales a las veranadas de la Cordillera de los Andes, momento en el cual el sistema de control sanitario deberá estar funcionando al máximo de sus exigencias.Tanto productores como faenadores están realizando acciones con el fin de exportar carne bovina, ya que la condición sanitaria del ganado chileno es una fortaleza que le posibilita la entrada a cualquier mercado del mundo. Desde el año 1982 nuestro país se ha declarado libre de fiebre aftosa; sin embargo, en todo este período no ha exportado carne bovina, siendo que este status le permitiría entrar a los circuitos comerciales que pagan el valor más alto por la carne bovina.En esta perspectiva se efectuó, con participación de productores y faenadores, una gira para prospectar el mercado de la carne bovina en México, uno de los más importantes importadores de carne a nivel mundial y con el cual se tiene un Tratado de Libre Comercio en el que las carnes están exceptuadas. Una de las conclusiones a que se llegó fue que la carne chilena tiene un espacio en el mercado mexicano, tanto en precio como en calidad del producto exigida por ellos. Como primer paso para enviar carne a México, se deben adecuar los mataderos nacionales a las disposiciones de la autoridad sanitaria mexicana y posteriormente solicitar su habilitación. Una vez obtenida ésta, se pueden retomar los contactos comerciales establecidos en la gira.Por otra parte, Chile ha comenzado las negociaciones de tratados de libre comercio con la Unión Europea y con EE.UU. Si la carne bovina quedara en una posición distinta a la de hoy, en que hay elevados aranceles para ingresar, nuestro país podría exportar a dos de los mercados más importantes del mundo.En el ámbito nacional, la producción de carne bovina ha disminuido cerca de un 5% en el período de enero a mayo de este año, alcanzando cerca de 92 mil toneladas. Esta disminución en la producción, que comenzó en el año pasado, cuando la baja fue de un 2%, ha sido provocada, entre otras causas, por un atraso en la salida a faena de animales gordos, debido a una buena disponibilidad de forraje a inicios del otoño. Al parecer esta situación se ha modificado a partir de junio, mes en que aumentó considerablemente la llegada de animales a las ferias.Por otro lado, en los primeros meses de este año ha caído fuertemente el beneficio de hembras, especialmente de vacas, con un 22% menos que en igual período del año pasado. El beneficio de vaquillas ha sido un 2% menor en este mismo lapso. La participación por categorías en el beneficio nacional sigue liderada por los novillos, con un 53,6%. La categoría de vacas ha alcanzado una participación de tan sólo 18,7%, siendo que históricamente representa un porcentaje cercano a 25%.Este menor beneficio de hembras puede estar originado en el repunte observado en el precio de la leche a productor, hecho que ha sido motivado por un alza en los precios internacionales de los lácteos y un aumento en el valor del dólar.La disminución de la oferta de carne bovina a nivel interno no ha tenido el efecto esperado en su precio. Los precios internos durante el primer semestre se han mantenido en un nivel sólo 1,7% más alto en promedio que el de igual período del año pasado. En mayo de 2001 el precio medio del novillo gordo en feria de Santiago se ubicaba alrededor de $ 485 (US$ 0,80) por kilo vivo, lo que ha subido algo posteriormente (en junio, $ 507 o US$ 0,82). Esto se puede comparar con precios equivalentes en Argentina (US$ 0,84), Uruguay (US$ 0,69), Brasil (US$ 0,57) y Paraguay (US$ 0,56).Estos precios internos relativamente competitivos en un contexto de reducción de la oferta se deben en parte a la persistencia de condiciones económicas internas que no han permitido recuperar los niveles de crecimiento del consumo de la población. A su vez, la competencia de las otras carnes, especialmente las de aves y cerdos, que han aumentado fuertemente hasta mayo (14% la de aves y 10% la de cerdos) y que han salido al mercado a precios competitivos, ha desplazado a la carne bovina de las preferencias del consumidor.Un tercer factor se refiere al costo de las importaciones. Chile ha debido suspender las internaciones desde Argentina y Uruguay, lo que se ha traducido sólo en una desviación del comercio. Los principales proveedores de carne bovina de nuestro país han pasado a ser Brasil y Paraguay (responsables de 50% y 32% de las importaciones hasta mayo, respectivamente).En los cinco primeros meses de 2001 y en comparación con igual período del año anterior, se ha observado un aumento de 4% en el precio del producto importado, con un valor medio de US$ 2.028 por tonelada. En términos de volumen, se han importado unas 33.000 toneladas ( +1,3%). Ha continuado aumentando la proporción de carne refrigerada en relación a la carne congelada, representando en la actualidad un 76% del total.Difícil es hacer en este momento una proyección de lo que sucederá en el mercado de las carnes, debido a los problemas sanitarios que están afectando a importantes regiones ganaderas, entre ellas el cono sur de nuestro continente. Sin embargo, se puede estimar que Argentina y Uruguay continuarán complicadas con el virus de la fiebre aftosa, debido a lo cual la situación en estos países tendría que cambiar radicalmente para que el SAG les levante la prohibición de exportar a nuestro país. Por otra parte, la situación de los mercados internacionales afectados por la emergencia sanitaria hace prever una restricción de oferta, por lo que cabría esperar un aumento en los precios del producto, pero tal vez el factor que más influirá en el precio del ganado en nuestro país es el valor de la divisa norteamericana, que en el primer semestre de este año ha aumentado en promedio en 14% respecto a igual período del año pasado.Tal como se planteó anteriormente, la producción de carne está siendo influenciada por el precio de la leche a productor, que ha provocado una retención de vientres y, por ende, una menor faena de hembras. Para el resto del año no se estima que habrá mayores variaciones en dicha situación.No obstante, dado que aún están saliendo a faena animales gordos que estaban retenidos, se podría esperar que la producción de carne bovina tenga una ligera recuperación, alcanzando en el año a unas 226.000 toneladas, nivel similar al del año pasado. Lo anterior dista mucho de los niveles máximos observados en años anteriores a 1998, cuando se producían alrededor de 260.000 toneladas, con beneficios superiores a un millón de cabezas anuales.Esto significa una disponibilidad per cápita de carne bovina de 22,3 kg, igual a la del año anterior, que significará un 33% dentro de la disponibilidad total de carnes.En todo caso, si no se espera una gran variación en la oferta interna y, más aún, si un alto valor del dólar encarece las importaciones, podría esperarse un repunte en los precios del ganado en los últimos meses de este año. Sin embargo, esto estará supeditado al éxito del proceso de reactivación económica en nuestro país y al efecto que tenga sobre el consumo de las personas.

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Moya S., Juan Enrique (2001-10-10) El mercado de la carne bovina. [en línea].  (Consultado: ).
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Recursos relacionados

El mercado de la carne bovina.
Autor(es):
Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)
Fecha de Publicación:
2002-08-19
Producción de carne: situación actual y perspectivas para el segundo semestre de 2001.
Autor(es):
Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)
Fecha de Publicación:
2001-06-01
Producción de carne: situación actual y perspectivas para 2002.
Autor(es):
Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)
Fecha de Publicación:
2002-07-01