Coyuntura macrosectorial, enero 2006.

El balance de 2005 es, sin duda, positivo. Con matices dados por la caída en el valor del dólar y un díscolo IPC, que baila alrededor del techo de la banda, generando cierto nerviosismo en la autoridad monetaria. Ésta decidió mantener la tasa de interés de política monetaria en 4,5% anual, en los meses de diciembre y enero, haciendo una pausa en el proceso de normalización de la política monetaria. Ello se interpreta como una contribución a moderar la tendencia a la apreciación del peso, en el marco de las holguras que da un escenario externo favorable. Sin embargo, el Consejo del Banco Central advirtió que serán necesarios incrementos adicionales de la tasa de interés en los meses venideros, para poder alcanzar una inflación en torno a 3% anual. La variación anual del nivel de precios de la economía llegó a 3,7% en 2005, la mayor desde el año 2000, cuando se situó en 4,5%. Como un espectro del pasado, la inflación reapareció en escena durante el 2005, luchando por escaparse de la franja que la aprisiona: el rango meta del instituto emisor, que fija entre 2 y 4 por ciento los límites para la variación anual del IPC. En diciembre el IPC registró una variación negativa de 0,3%, como resultado de caídas en los precios de los alimentos (-0,8%), particularmente en el subgrupo frutas y verduras; en los grupos vivienda (-0,3%) y equipamiento de la vivienda (-0,2%); en vestuario (-0,3%); transporte (-0,5%) y salud (-0,5%). Sólo registraron alzas los grupos educación y recreación (0,3%) y otros (1%). Considerando la evolución anual, se aprecia que los mayores incrementos de precios afectaron a los grupos Alimentación (5,3%) y Transporte (4,7%). Entre los primeros destacan las Frutas y Verduras Frescas, que subieron 10,3% en 2005, siendo superadas por los combustibles, cuyos precios se elevaron 11,3% en ese año. En términos de su incidencia sobre las fluctuaciones del IPC, la lista aparece encabezada por el subgrupo Servicios Básicos, cuyos precios aumentaron en 8,9% en 2005 y que explica 0,58 punto porcentual del alza del IPC en el año. Lo siguen los subgrupos Transporte Privado (0,56), Carnes, Cecinas y Embutidos (0,49), Servicios de Educación (0,35) y Frutas y Verduras (0,26). El IPC subyacente, que no considera frutas, verduras frescas ni combustibles, anotó un alza de 2,9 por ciento. Ello pone en evidencia la influencia del incremento de la demanda interna sobre la inflación. Se estima que el crecimiento de la demanda (11%, aproximadamente) superó al del PIB (6,3%) en el año recién terminado. El impacto sobre los precios del alza en la demanda impulsa a la autoridad monetaria a retomar la política de moderación implementada a través de aumentos graduales de la tasa de interés de política monetaria. Como consecuencia, las tasas de interés medias del sistema financiero para colocaciones entre 90 días y un año, reajustables según variación del dólar y las asociadas a la UF, experimentaron fuertes alzas. La tasa para las operaciones reajustables en UF cerró el 2005 en 6,6%, mientras la relacionada con el dólar lo hizo en 6,9%, más del doble que la tasa vigente en el mismo mes del año anterior. En la coyuntura actual, con los niveles inusualmente elevados que han alcanzado los términos de intercambio y un dólar observado que perdió cerca del 11% de su valor en 2005, las decisiones monetarias se tornan cada vez más complejas, ya que los incrementos en la tasa de interés tienden a bajar el valor de la divisa, al menos en el corto plazo, en tanto su mantención puede estimular la inflación. No obstante lo anterior, los indicadores de actividad, el gasto, la inversión y el empleo muestran un comportamiento favorable, y las expectativas de inflación se encuentran ancladas dentro del rango meta. La balanza comercial chilena registró un superávit de US$ 9.236 millones en 2005. Los mejores términos de intercambio impulsaron las exportaciones, que crecieron 23,5%, totalizando US$ 39.536 millones. Las importaciones, por su parte, se vieron dinamizadas por el crecimiento de la demanda interna, acumulando US$ 30.300 millones, un 31,7% más que en el año 2004. Por sobre los US$ 6.000 millones se empinó el saldo en la balanza comercial de productos silvoagropecuarios en 2005, como resultado de exportaciones por US$ 7.907 millones e importaciones por US$ 1.836 millones. Los envíos agrícolas, pecuarios y forestales experimentaron crecimientos de 3,3%, 29,2% y 3,0%, respectivamente. Si bien las exportaciones pecuarias lideran el crecimiento, éstas representan sólo el 10% del valor de los embarques sectoriales, con US$ 775 millones. Las exportaciones agrícolas son el 51% y acumularon US$ 4.003 millones y las forestales ascendieron a US$ 3.102 millones, con una participación de 39% en el total de exportaciones silvoagropecuarias. Continuando con un proceso de larga data, los embarques de productos procesados experimentaron un incremento de 7,4%, muy superior al 0,8% de expansión que registraron las exportaciones de productos primarios. Las importaciones de maquinarias e insumos para el sector silvoagropecuario aumentaron 80,3% en el año 2005, impulsadas fuertemente por las adquisiciones de bienes de capital, que anotaron un alza de 200% en 2005, en relación con el año anterior. La fuerza de trabajo agrícola se redujo en 15.000 personas, al comparar los trimestres septiembre - noviembre de 2005 y 2004, totalizando 767.380 personas. La tasa de desocupación bajó desde 4,7% a 4,0% entre ambos trimestres, lo que significó que hubo 5.890 trabajadores y trabajadoras menos afectados por el desempleo. Las proyecciones de crecimiento del PIB nacional para 2006 oscilan en un rango entre 5,25% y 6,25%; los indicadores de empleo muestran una evolución favorable, mientras los costos de la mano de obra aumentan en cerca de 6% anual. En este escenario se espera una moderación en las alzas de precios agropecuarios, que en los últimos doce meses aumentaron 7,6% a nivel mayorista y 37,3% de acuerdo con el índice de precios al productor.