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El mercado de la uva para vinificación.

dc.contributor.authorBanfi P., Silvio
dc.coverage.spatialRegión del Maule
dc.coverage.temporal2001 - 2003
dc.date.accessioned2019-09-30T16:59:15Z
dc.date.available2019-09-30T16:59:15Z
dc.date.created2002-11
dc.date.issued2002-11-18
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12650/3564
dc.description.abstractIntroducción El rubro vitivinícola mantiene todavía una condición de mercado más bien deprimida respecto al comportamiento que exhibía en la década pasada, pero la temporada 2001/02 fue ligeramente más favorable que la anterior.Aunque aún persiste una situación relativamente delicada, en particular para los productores de uva de las variedades de menor demanda internacional, y el comercio internacional se muestra altamente competitivo, ya comienza a vislumbrarse un panorama de relativa estabilidad que, a lo menos en el corto plazo, hace mirar con algo más de optimismo el futuro del rubro.No obstante, una cosecha abundante que podría verificarse en el año 2003, como consecuencia de las condiciones primaverales favorables que han prevalecido en este año, daría origen a una nueva situación de oferta excedentaria de uva para vinificación. Así nuevamente se alterarían el equilibrio del mercado y el comportamiento de los precios durante la próxima vendimia, replanteando la disyuntiva sobre las perspectivas del sector productor primario.Según el reciente Catastro Vitícola entregado por el SAG, el área total de plantaciones de vides para vinificación a fines de 2001 llegó a 106.971 hectáreas, variando en un 3% respecto a las 103.876 hectáreas que había a igual fecha del año anterior. Se aprecia, en consecuencia, una clara atenuación del crecimiento que venía experimentando el área plantada con vides para vinificación en el cuatrienio precedente, durante el cual las variaciones anuales fueron desde un 13,2% a un 21,7%.Los nuevos antecedentes indican que, excepto en la VIII Región, hubo incrementos de las áreas dedicadas a esta actividad en todas las regiones, verificándose en la VII la variación absoluta de mayor magnitud, con 1.365 hectáreas más que en el año anterior, lo que corresponde a un aumento del 3%. De esta forma, en esta región se ha llegado a cubrir 46.400 hectáreas con plantaciones de vides para vinificación, que representan el 43,4% del total nacional.La VI Región, que le sigue actualmente en importancia, cuenta ya con 29.809 hectáreas, que aumentaron en 768 hectáreas respecto al año anterior (2,6%), alcanzando una participación del 27,9% sobre el total.Entre las regiones con incrementos relativos más significativos resalta la IV Región, que con 263 hectáreas más que en el año anterior tuvo un aumento de 14,6% de su superficie regional durante el último año. En este caso cabe hacer presente que esta variación es prácticamente coincidente con la disminución de las plantaciones de vides pisqueras, presumiéndose, por lo tanto, que el cambio de área se debe más bien a cambio de variedades o del destino productivo de los viñedos, antes que a nuevas plantaciones dedicadas a la vinificación.También es destacable lo acontecido en la V Región, donde hay un aumento de 3,8% (183 hectáreas), lo que probablemente está reflejando el desarrollo que ha venido experimentando últimamente el sector de Leyda en la comuna de Cartagena, provincia de San Antonio, constituido en una de las "nuevas vedettes" del sector vitivinícola nacional.En cuanto a la baja de la VIII Región, que fue de un 0,6% de su superficie regional, equivalente a 82 hectáreas, sin duda ha sido consecuencia de las condiciones comerciales y productivas que han prevalecido para las variedades predominantes en la zona, cepas corrientes que experimentan los efectos de menor demanda internacional. Además han estado afectadas por condiciones meteorológicas que han hecho disminuir el nivel de producción.Respecto a la evolución de las variedades, la Cabernet Sauvignon sigue mostrando los incrementos más significativos. Más aún, prácticamente es la que está sosteniendo el crecimiento de las plantaciones vitícolas del país. En el último año aumentó en 2.260 hectáreas, equivalentes a un 6,3% de variación, con lo que llegó a totalizar 38.227 hectáreas, que representan el 32,9% del total nacional.La Cabernet Franc, la Carmenére y la Syrah, con incrementos de 19,4%, 14,6% y 7,7%, también muestran variaciones destacables; sin embargo, sus incrementos absolutos son menos impresionantes, toda vez que fueron de 134, 688 y 158 hectáreas, respectivamente. De todos modos, entre todas ellas (incluida la Cabernet Sauvignon) acumulan un aumento de 3.240 hectáreas que es mayor que el aumento total que se registró. Esto significa que hubo otras variedades que exhibieron reducciones de sus áreas cultivadas.Este comportamiento fue especialmente apreciable en variedades blancas, destacando las bajas de 1,4%, 1,7% y 35,5% en las áreas cubiertas por Chardonnay, Sauvignon Blanc y Chenin Blanc, respectivamente, apreciándose también que la Semillón continúa con su etapa de contracción, disminuyendo esta vez en un 1,7%.Respecto a las tintas, además de un estancamiento que se percibe para Merlot (aumentó sólo 0,5%), se destaca la caída de 10,1% que tuvo la Pinot Noir, así como la baja de 0,7% que mostró la variedad País. Esto último, junto a la disminución ya señalada de la Semillón, probablemente explica en gran parte la baja de la VIII Región.En definitiva, se observa que siguen avanzando las variedades tintas, que ahora ocupan 81.538 hectáreas, con una participación del 76,2%. Éstas mejoraron su posición en 0,8 puntos porcentuales, al incrementar su superficie en 3.179 hectáreas.Las variedades blancas, por su parte, disminuyeron en 85 hectáreas, ocupando actualmente 25.432 hectáreas, que representan el 23,8% del total. El año anterior tenían el 24,6%.Conforme a lo que se muestra en el gráfico 1, la última cosecha de vinos no disminuyó respecto a la del año 2001, a pesar de lo que se presumía por los efectos de las lluvias de marzo de 2002 sobre las producciones de uvas en las zonas productoras más importantes.En vinos con denominación de origen, los más importantes en cuanto a volumen de oferta dentro del país, hubo una baja de sólo 0,7%, mientras que los sin denominación de origen aumentaron 43,1%. Sólo exhibieron una caída importante los vinos de uva de mesa, que, probablemente por razones de mercado1, disminuyeron un 12,2%. Como resultado de todas estas variaciones, la producción total de vinos del año 2002 aumentó 3,1%, siendo la variación de vinos de variedades para vinificación (con y sin denominación de origen) de un 4,4%.Si bien se había pronosticado una fuerte reducción de cosecha de uva para vinificación desde la VI Región hacia el sur, como consecuencia de pudriciones de racimos afectados por intensos brotes de botrytis que se presentaron después de las lluvias de marzo último, el incremento que finalmente se obtuvo se interpretó como resultado de una compensación por la vinificación de uvas pisqueras procedentes de la IV Región, que fueron trasladadas hacia el sur para elaborarlas con fines de consumo.Por consiguiente, efectivamente se produjo dicha disminución de cosecha de uvas para vinificación, que en algunos casos superó el 50% (especialmente en la VIII Región), pero hubo un alto porcentaje de sustitución por uvas de variedades pisqueras que, trasladadas desde la IV Región, fueron elaboradas principalmente en la VII Región. Este hecho explica en gran medida que la producción de vino de la VII Región, tanto con como sin denominación de origen, no tan sólo no disminuyó, sino que en este último caso prácticamente se duplicó respecto a la del año anterior. Esto también se pone en evidencia al analizar la producción de vino "pisquero" que se presenta en el gráfico 1, donde se aprecia que esta producción, utilizada básicamente para destilación, bajó en un 36% en relación a la de 2001, liberando también presión sobre este sector.En todo caso las lluvias de fines de verano pudieron afectar el potencial de calidad de la cosecha de 2002, teniendo en cuenta que en vastos sectores productores de vino de las regiones mencionadas fue necesario adelantar la cosecha, sacrificando grado y concentraciones de aromas y sabores, en beneficio de salvar la producción de la temporada.Como consecuencia de las variaciones de cosecha y de los cambios en el consumo doméstico, en los últimos años se ha venido generando un creciente stock de vino acumulado al final de cada ejercicio, a pesar de los incrementos de los volúmenes exportados.Así, las existencias declaradas de vinos al 31 de diciembre de 2001 sumaron 565,2 millones de litros, un 11% más que a igual fecha del año anterior, y el nivel histórico más alto registrado hasta ahora.La circunstancia anterior sin duda afectó el comportamiento del mercado interno, teniendo en cuenta las presiones que tal abundancia de abastecimiento generó sobre los precios. Sin embargo, más recientemente se estaría notando una situación menos apremiante en este aspecto, generándose cierto repunte estimulante en los precios de vinos a granel transados en el mercado nacional.En cuanto a la evolución del mercado interno, después que en el año pasado los precios de casi todos los tipos de vinos cayeron a niveles bastante bajos, en el segundo trimestre del año 2002 tuvieron un repunte significativo, luego del incremento señalado de las exportaciones de vinos a granel y de la supuesta "descompresión" de la oferta que se generó en el mercado interno debido a estas transacciones. En esta evolución también ha influido cierta mejoría del precio de esas exportaciones y el incremento del valor del dólar, todo lo cual afecta el comportamiento de los precios internos. Posteriormente, sin embargo, han tendido a debilitarse un poco.Conforme a las cifras disponibles respecto a estos últimos, en el siguiente cuadro se entrega una somera descripción de la evolución de los precios de vinos más representativos desde octubre del año pasado.Otros antecedentes, emanados directamente de la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura de la VII Región, señalan que el precio del vino Cabernet, que en septiembre último se cotizó a un promedio de $ 8.000 por arroba, ha experimentado una recuperación real de 30% respecto a los $ 6.200 por arroba que se pagaban en igual fecha del año pasado. Se observa, asimismo, que hasta la fecha está alcanzando un promedio anual de $ 7.500 por arroba, lo que supera en un 25% al promedio de $ 6.000 por arroba que se consiguió el año 2001.Para el vino País los incrementos han ido desde $ 1.500 por arroba en que se cotizaba en septiembre de 2001 a $ 4.500 por arroba que se pagó en septiembre último, lo que implica un alza real de 194%. El precio medio anual, entretanto, ha aumentado desde $ 1.600 a $ 3.600 por arroba, correspondiente a una variación del 125%.Conforme a lo señalado, todo indica, en consecuencia, que se está llegando a una situación de mercado más equilibrada, que está permitiendo una importante recuperación de los precios, a pesar de que durante el último mes se ha apreciado un debilitamiento de la mayoría de las cotizaciones respecto a las registradas en los meses precedentes. En un mercado internacional de creciente competitividad, las exportaciones de vinos chilenos continuaron expandiéndose durante el año 2001, siendo particularmente significativo el incremento de volúmenes de estas transacciones, cuya variación fue de 16,6%.Según Viñas de Chile, el total de las exportaciones de vinos de 2001 fue de 310,9 millones de litros y su valor alcanzó a US$ 592,5 millones2, cifra que tuvo una variación de 3,3% respecto a la del año anterior. El precio medio de estas exportaciones experimentó una disminución de 11,4% en el último año, situándose en un valor de US$ 1,91 por litro.La mayor contribución al crecimiento en el volumen total exportado provino de las exportaciones de vinos a granel, que aumentaron en 44%, llegando a 101,4 millones de litros, según se muestra en el gráfico 2. Sin embargo, conforme se indica en el gráfico 3, el valor exportado de esta categoría bajó en 7,7%, situándose en sólo US$ 56,7 millones. En consecuencia, hubo una caída de 35,9% de su precio medio: de US$ 0,87 por litro que se registró en 2000 bajó a US$ 0,56 en 2001, incidiendo muy significativamente en el descenso del promedio general de precios.Los vinos embotellados, en cambio, tuvieron un incremento de volumen de 4%, llegando hasta 192,7 millones de litros. La variación de valor fue de 3,2%, alcanzando a US$ 511 millones, por lo que la disminución del precio medio de esta categoría fue solamente de 0,8%, al bajar de US$ 2,67 a US$ 2,65 por litro entre 2000 y 2001. En todo caso, estas últimas corresponden a cifras ubicadas en el rango superior de variación de esta variable, cuyo máximo se alcanzó en 1999, con US$ 2,71 por litro.De acuerdo a lo señalado, en los vinos embotellados no se apreció un efecto significativo de la competencia internacional que se ha señalado. Por el contrario, podría considerarse que los vinos chilenos tuvieron un avance relativo en este ámbito, considerando que los de varios otros países importantes, como algunos vinos destacados de Francia y España, tuvieron que recurrir a apreciables recortes de precios para colocar su producción. Sobre este particular hay que considerar también las condiciones económicas restringidas que recientemente han predominado en la mayor parte del mundo.La categoría de los vinos en envases "Tetra", como las anteriores, tuvo un incremento singularmente positivo de su volumen de exportación, pero además exhibió un alza de su precio medio. Sus exportaciones del año 2001 aumentaron en 93,9% y 80,8% en valor y volumen, respectivamente, lo que significó que su precio medio mejoró un 7,2%, desde US$ 1,18 a US$ 1,26 por litro. No obstante, su baja contribución al valor total de las exportaciones de vinos, que llegó al 2,9% en el último año, no permitió una influencia importante en el precio medio de exportación del total de vino.Respecto a otras categorías de vinos, especialmente vinos espumosos (1,3% del total), hubo disminuciones de 1,3% de su volumen y de 3,4% de su valor, con una disminución de su precio medio de 2,2%.En el comportamiento de los ocho primeros meses de 2002 se observa que el volumen total de las exportaciones de vino subió un 15,1% respecto al mismo lapso del año anterior, en tanto que el valor aumentó sólo en 2,1%. El precio promedio ha bajado un 11,4%: desde US$ 1,93 a US$ 1,71 por litro.Las variaciones de volúmenes por categoría han sido de 6% para los vinos embotellados; 28,6% para los vinos a granel y 27,5% para los vinos en envase "Tetra", en tanto que los cambios en los valores exportados fueron de 2,6%; -12,2% y 31,2%, respectivamente. Las consiguientes variaciones de precios promedios fueron de - 3,2% y - 31,8%, para los vinos embotellados y a granel, y un incremento de 2,9% en el caso de los vinos "Tetra".De todos modos cabe hacer notar que a pesar del comportamiento desfavorable de los precios respecto al año anterior en iguales períodos, la evolución dentro del año en curso está dando algunos indicios positivos. El promedio general de precios, que en febrero último había caído a un mínimo de US$ 1,56 por litro, en los meses siguientes se ha estado recuperando, llegando en julio a US$ 1,79 por litro, exhibiendo un repunte de 14,7% respecto al mínimo señalado y de 3% en relación al del mes anterior (US$ 1,73 por litro).Este repunte no ha sido tan evidente en el caso de los vinos envasados, cuyo promedio, altamente variable por lo demás, depende bastante de las categorías de calidad que se hayan exportado; pero sí lo ha sido en el caso de los vinos a granel, que se asemejan más a un "commodity", cuyos promedios han ido aumentando paulatinamente desde un mínimo de US$ 0,39 por litro registrado en abril a US$ 0,42 por litro en mayo y a US$ 0,45 en junio y julio.Los vinos "Tetra", por su parte, comenzaron el año con un promedio de US$ 1,05 por litro, hasta llegar a US$ 1,44 por litro en abril. Desde allí se mantuvieron en US$ 1,39 y US$ 1,37 por litro en mayo y junio, respectivamente, aunque bajaron a US$ 1,33 por litro en julio.De todos modos, la apreciación general es que los precios de exportación de los vinos chilenos han dejado de disminuir en los meses recientes, observándose una tendencia hacia una paulatina recuperación.En cuanto a los mercados más relevantes del año 2001 para los vinos chilenos, como es habitual, fueron Estados Unidos, con participaciones de 16,9% y 21,5% en volumen y valor, respectivamente, y el Reino Unido, con 18,4% y 20% de representatividad. Sin embargo esta vez se ubicó Alemania en la tercera posición, lle ando a participar del 8,1% del volumen y del 6,1% del valor total de las exportaciones chilenas de vinos. En todo caso, el conglomerado de la Unión Europea concentró más de 43% del volumen y 44% del valor de estas exportaciones, constituyéndose en el mayor destino para ellas, y Europa, en su conjunto, superó el 50% de participación.En síntesis, como resultado de las exportaciones del año pasado y el avance del presente, se puede señalar que siguió registrándose un gran incremento del volumen de las exportaciones de vinos, apoyadas principalmente por el aumento que exhibieron las exportaciones de vinos a granel. Esta última variación, a pesar de que en algunos sectores de la industria vitivinícola la aprecian como una autocompetencia para las exportaciones de vinos más finos que se exportan envasados, habría tenido la virtud de descomprimir el mercado interno, que estaba en una situación de existencias acumuladas sobreabundantes. Por otro lado, este incremento de las exportaciones de vinos a granel fue a expensas de una apreciable disminución de su precio medio, lo que incluso redundó en una baja de los montos exportados de esta categoría de vinos.Las exportaciones de vinos embotellados y las de vinos "Tetra" también presentaron incrementos de volumen significativos exportados, pero sus contribuciones a la descompresión del mercado interno fueron proporcionalmente inferiores. En el primer caso también presentaron una disminución de su precio medio, pero sólo de carácter leve y notablemente de menor magnitud que la de los vinos a granel. Los vinos" Tetra", en cambio, han tenido incrementos de su precio medio. De todos modos, recientemente se aprecia un comportamiento alentador en esta materia, al observarse una tendencia a detener la caída de precios que se venía observando, apreciándose algunos indicios de repunte.La situación más equilibrada que se está apreciando en el mercado doméstico, producto del significativo incremento del volumen de las exportaciones de vinos, está generando expectativas más auspiciosas para los productores de materia prima en la comercialización de la próxima cosecha. En el hecho, como se indicó, los precios de los vinos a nivel de mayoristas han estado subiendo recientemente, avalando así esa mejor posibilidad.En materia de exportaciones, se prevé que seguirán aumentando los volúmenes exportados en lo que resta del año 2002, previéndose, además, que los precios medios de exportación tenderán a estabilizarse en este mismo lapso. Consecuentemente, los montos de las exportaciones deberían seguir aumentando a un ritmo similar al de los volúmenes, esperándose que al final del año se llegue a concretar exportaciones de vinos por más de US$ 600 millones, esto es, alrededor de 3% más que en el año anterior.Un factor adicional que favorecería las exportaciones de vinos chilenos, al menos para el año 2003, serían los efectos de las torrenciales lluvias que afectaron a gran parte de Europa a mediados de 2002 y que habrían incidido en una sustancial disminución de la producción de vinos en ese continente. Esto indica que probablemente a corto plazo se verificará una situación de relativa escasez en el mercado mundial, que favorecerá una recuperación más rápida de los precios y un incremento de las exportaciones de vinos desde otros continentes. En este último caso estarían especialmente los vinos chilenos, australianos, argentinos y sudafricanos.Por otro lado, también se espera que el mercado interno tenga una reacción favorable, particularmente por las disminuciones de precios que se han materializado a nivel de consumidor, lo que debería estimular el consumo, contribuyendo así a reducir el alto volumen de las existencias acumuladas y a aliviar las presiones por el exceso de existencias en el mercado.En aspectos comerciales, el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, que incluyó un acuerdo específico en materia de vinos y licores, deberá generar la seguridad necesaria para consolidar las exportaciones de vinos chilenos a ese bloque, el principal destino de estas transacciones. Al respecto cabe recordar que uno de los aspectos que más resaltó el sector privado respecto a los efectos de este acuerdo es que materializó la seguridad jurídica de las marcas chilenas en su comercialización dentro del conglomerado, de modo que, de ahora en adelante, las que ya fueron reconocidas (la mayor parte de las inscritas en la clase 33 del Departamento de Propiedad Industrial del Ministerio de Economía) no podrán ser rechazadas al ingresar a la Unión Europea por coincidir parcial o totalmente con el nombre de alguna denominación de origen europea. Esta condición indudablemente facilitará el comercio futuro con el bloque.Sobre la base de lo ya señalado se concluye que debería proyectarse un panorama comercial relativamente optimista para este rubro, previendo tanto incrementos de las exportaciones como del consumo en el mercado doméstico, lo que redundaría en un afianzamiento de los precios de la uva a productor.En cuanto a la producción esperada para el 2003, se ha anticipado que las condiciones benignas de la primavera, con ausencia de heladas en todas las regiones productoras, favorecieron una abundante brotación y cuaja de los racimos, por lo que se estima que la cosecha será abundante, de no mediar factores adversos que puedan presentarse desde aquí hasta la época de vendimia.Sobre esta base los pronósticos preliminares indican que la producción de vino de 2003 podría superar bastante los 700 millones de litros, considerando también el efecto del incremento de productividad que están teniendo las plantaciones efectuadas en los últimos cuatro años. Sin embargo, esta situación plantea la incertidumbre acerca de las posibilidades reales de procesar toda la uva que se produzca, considerando que, según el SAG, la capacidad instalada de bodega actualmente llega a 1.350 millones de litros y que, a pesar de los mayores volúmenes exportados, aún quedan importantes remanentes almacenados en bodega.De aquí que sectores técnicos y de productores ligados a la SNA estén previendo que eventualmente se repetiría la situación del año 1999, cuando la cosecha de uva sobrepasó la capacidad de elaboración y almacenamiento y, al final de la vendimia, los precios prácticamente se derrumbaron. Esta situación afectó particularmente a las regiones que cosechan más tarde y donde hay más predominio de variedades corrientes, como es el caso de los secanos de las regiones VII y VIII.En síntesis, a pesar de las condiciones comerciales relativamente favorables que están imperando, si no vuelven a ocurrir fenómenos climáticos adversos durante la cosecha, se está temiendo que la abundancia de ésta pueda provocar complicaciones en la próxima vendimia, frustrando las incipientes perspectivas de recuperación que se han estado augurando para los productores de uva para vinificación.1Cuando los precios de la uva para vinificación están bajos, hay menos incentivos para vinificar uva de mesa.2La información de Chilevid indica que el total de exportaciones de 2001 fue de 308,9 millones de litros, por un valor de US$ 587,8 millones.es_ES
dc.languageEspañol
dc.subjectUVAS PARA VINO
dc.subjectFRUTAS
dc.subjectSUPERFICIE SEMBRADA
dc.subjectPRODUCCION DE VINO
dc.subjectVINOS
dc.subjectPRECIOS
dc.subjectEXPORTACIONES DE VINOS
dc.titleEl mercado de la uva para vinificación.es_ES
dc.typeArtículoses_ES
dc.contributor.institucionalOficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)es_ES
dc.uri.originalhttp://www.odepa.gob.cl/articulo/el-mercado-de-la-uva-para-vinificacion-2/
dc.coverageChile
dc.sectorAgrícola
dc.coverage.ciudadSantiago, Chile


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