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Frutales: cambios en los accesos a mercados.

dc.contributor.authorGámez B., María Eugenia
dc.date.accessioned2019-09-30T16:58:04Z
dc.date.available2019-09-30T16:58:04Z
dc.date.created2003-10
dc.date.issued2003-10-15
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12650/3481
dc.description.abstract1. Introducción La fruticultura chilena se encuentra proyectada al mundo y su principal desafío es afianzar el liderazgo alcanzado como principal exportador de fruta del hemisferio sur, haciendo frente a variados competidores que buscan mejorar su participación en el mercado y a los crecientes requisitos de seguridad alimentaria que éste exige, por lo que debe adecuarse oportunamente a los cambios que experimentan los mercados. La globalización económica mundial conduce progresivamente a la estandarización de los procesos productivos y, en el caso específico de los productos alimenticios, se debe garantizar que son productos sanos, que se han obtenido según normas establecidas y que se enmarcan en el requisito de trazabilidad, que hace factible localizar e identificar un eventual punto de riesgo.En el ámbito de las actuales condiciones de calidad e inocuidad de los productos para la salud humana, se han reactivado las exigencias de la aplicación de las normas europeas y ha surgido la dictación de normas antiterroristas que ha impuesto Estados Unidos, las que entrarán en vigencia en diciembre de este año. Estas normas exigirán que cada partida sea perfectamente localizable desde su origen hasta su destino final, lo que hará necesaria una serie de trámites y entrega de información adicional, incluyendo un proceso de inscripción de los exportadores, acompañado de una certificación que ampare la veracidad del cumplimiento. Estas exigencias han dado origen a las Buenas Prácticas Agrícolas, que son un conjunto de principios, normas y recomendaciones técnicas, aplicables a las diversas etapas de producción de frutas y hortalizas frescas, para exportación directa o su proceso agroindustrial. Su aplicación tiene como objetivo ofrecer al mercado productos de elevada calidad e inocuidad, obtenidos con un mínimo impacto ambiental. Desarrollar la actividad hortofrutícola bajo un sistema de buenas prácticas agrícolas es en nuestro país al menos una necesidad derivada de las exigencias impuestas por exportadoras o empresas agroindustriales que acogen los requisitos del Codex Alimentarius1 en el que se fundamentan los principios de trazabilidad del producto: HACCP o APPCC (Análisis de Peligro y Puntos de Control Crítico). A continuación, tras la consulta de diversas fuentes de información, se abordarán ciertos temas de los acuerdos comerciales suscritos por Chile y los requerimientos de los dos principales mercados de la fruta nacional, la Unión Europea y EE.UU. El Acuerdo de Asociación con la Unión Europea es el convenio bilateral más extenso, profundo y moderno suscrito por Chile. Para el país constituye un hito en las relaciones económicas internacionales y será un instrumento fundamental para ampliar y profundizar los vínculos con la Unión Europea, en todos sus ámbitos. La Unión Europea es un importante socio comercial, un mercado en expansión para las exportaciones nacionales, una fuente creciente de las inversiones extranjeras y el principal origen de la cooperación internacional que recibe Chile. A través del Acuerdo de Asociación, todas estas áreas se verán potenciadas. El acuerdo con la Unión Europea establece una zona de libre comercio que incluye la liberación total de aranceles y medidas no arancelarias en el intercambio de bienes -excluyéndose sólo algunos rubros agrícolas y pesqueros-, distribuidos en seis categorías de productos, según los plazos de desgravación. Con la entrada en vigencia de gran parte del Acuerdo el sábado 1 de febrero del 2003, el 85% del total de las actuales exportaciones de Chile a la Unión Europea ingresa sin arancel. A partir del cuarto año, los bienes favorecidos con arancel cero representarán 96% del valor de dichas exportaciones. El período más largo de liberación es de diez años. El 85% de la exportación frutícola chilena quedó liberada de inmediato o con una liberación total a cuatro años plazo. Las manzanas son desgravadas en forma inmediata; las uvas, a cuatro años, pero con cuotas libres de aranceles desde el momento de la entrada en vigencia del acuerdo, lo que significa una rebaja de prácticamente la mitad del arancel actual. Con estas rebajas, Chile ha quedado en una situación comparativamente favorable respecto a sus competidores más directos. Otras frutas libres de aranceles son peras, ciruelas, paltas y frambuesas. A cuatro años quedaron las frutillas frescas y preparadas y las moras. Los kiwis se desgravarán en 7 años. Para la uva de mesa se obtuvo un beneficio consistente en cuotas liberadas para dos períodos de exportación significativos: del 1 de enero al 14 de julio y del 1 de noviembre al 31 de diciembre. Los montos son en cada caso de 37.000 toneladas y 3.000 toneladas, respectivamente, con incrementos anuales de 1.850 toneladas y 150 toneladas en el mismo orden. En paralelo a esas cuotas, el producto se desgravará completamente en cuatro años. Al final de ese período, el ingreso de las uvas chilenas al mercado europeo será pleno, con arancel cero y sin cuotas. Otra cuota lograda fue para las cerezas preparadas: 1.000 toneladas, con 50 toneladas de incremento anual, si bien las exportaciones actuales son marginales y estaban sujetas a aranceles entre 12% y 25%. Respecto a la agroindustria de frutas (congelados, deshidratados, concentrados, jugos y conservas), el grueso de las exportaciones quedaron en categoría de desgravación a 4 años. En Europa se han asociado numerosas cadenas de distribución y han impuesto el protocolo EUREPGAP, que trata de implementar una agricultura económicamente viable y acorde a las nuevas exigencias de los consumidores europeos. EUREP reconoce y convalida otras normas existentes en el mercado, y los protocolos cuya equivalencia pueda demostrarse a través de un proceso de comparación. Su certificación llevaría automáticamente el reconocimiento de EUREPGAP sin precisar auditorías distintas, lo que no encarecería la certificación. Al respecto, conviene señalar algunos aspectos sobre la importancia que tienen en Europa los sistemas de calidad en procesos y en productos. Para que un producto europeo acceda a un mercado extranjero, debe cumplir con los estándares internacionales y estar certificado por el cumplimiento de una norma ISO (Organización Internacional de Normas). Estas normas se basan en que la calidad de un producto no proviene de controles eficientes, sino de un proceso productivo y de fundamentos que operan adecuadamente. De esta forma es aplicable a la empresa y los productos obtenidos tendrán una calidad asegurada. Las normas ISO son un conjunto de procedimientos que han sido formulados por la directiva de la Comunidad Europea a partir de 1987, y están siendo adoptadas por gran parte de los países industrializados. En 1994 se creó la norma ISO 9000 como un sistema que asegura calidad: cuenta con una organización de base y un control de documentación y de requisitos para posterior certificación. La ISO 9000 vigente, versión 2000 QHSE (Quality, Health, Security, Environment), ha sido desarrollada por el comité técnico en el cual participan expertos en normalización de todo el mundo. Si bien las frutas siempre presentarán algún riesgo biológico mínimo, y es responsabilidad de la industria agroexportadora mantener dicho riesgo en el mínimo factible, tanto a nivel práctico como tecnológico, el utilizar el análisis de evaluación de riesgo para determinar niveles de exposición constituye una promisoria herramienta para determinar la seguridad. Los agentes biológicos que atentan contra la salud incluyen una variedad de patógenos, entre ellos las bacterias, los virus, y ciertos productos tóxicos. La presencia de bacterias se ha transformado actualmente en el problema más significativo a nivel internacional. De ahí la preocupación de asegurar que dichos peligros se eliminen o se reduzcan a niveles aceptables. Reconociendo la necesidad de un enfoque más formal para el proceso de control y evaluación de los riesgos bacteriológicos, el Codex y sus organismos subsidiarios han preparado múltiples normas y pautas que contienen procedimientos referentes a este tema. El HACCP o APPCC es un sistema que identifica riesgos específicos y medidas preventivas para su control. Establece el marco para desarrollar planes HACCP para cada combinación de alimento y línea de producción, lo cual implica la identificación obligatoria de todos los peligros potenciales y cuya eliminación o reducción a niveles aceptables es esencial para la producción de un alimento seguro. Chile ha tenido éxito en negociar una relación preferencial con la economía más grande del mundo y la más estable, una de las más abiertas y que lidera la nueva economía. Estados Unidos es también el primer socio comercial y principal inversionista extranjero en Chile. Ello dará un poderoso estímulo a la inversión, las exportaciones y el empleo, potenciando el desarrollo de las regiones. El acuerdo firmado con EE.UU. mejora la posición comercial de los productos chilenos y establece reglas claras y permanentes para el comercio de bienes y servicios y para las inversiones. Se crean mecanismos para defender los intereses comerciales chilenos en Estados Unidos y se definen mecanismos claros, transparentes y eficaces para resolver conflictos comerciales. Un 82% de los productos agrícolas (84% de los montos) exportados a EE.UU. gozarán de desgravación inmediata. Sólo el 4,8% de los productos agrícolas (14,3% de los montos) exportados se desgravarán en el plazo máximo de 10-12 años. Muchos de éstos ya gozan de gran competitividad en EE.UU. con los aranceles actuales y otros se beneficiarán con cuotas a lo largo del proceso de transición. Un 20% de las importaciones de productos agrícolas (8% de los montos) de Chile desde EE.UU. se desgravará en los plazos máximos de 8-12 años. Los productos agrícolas de Chile tendrán igual o mejor acceso a EE.UU. que aquellos que provienen de México o Canadá. Para las paltas se logró una cuota de 49.000 toneladas libres de arancel, que aumentarán 5% cada año, hasta lograr el comercio sin cuotas en el año 12. Las uvas, ciruelas, damascos y frambuesas frescas, ingresarán libres de arancel desde el primer día y sin cuotas. Actualmente pagan aranceles que van desde los US$ 0,18 hasta US$ 1,80 por kilo o m3. Los duraznos en conserva, que están sujetos a un arancel de 17%, tendrán una rebaja anual, quedando libres de arancel y sin cuotas al año 12. En el caso del jugo de uvas y limones frescos, la liberación será a ocho años, con una desgravación lineal de 12,5% anual.es_ES
dc.languageEspañoles_ES
dc.subjectFRUTASes_ES
dc.subjectACUERDOS COMERCIALESes_ES
dc.subjectUNION EUROPEAes_ES
dc.subjectARANCELESes_ES
dc.titleFrutales: cambios en los accesos a mercados.es_ES
dc.typeArtículoses_ES
dc.contributor.institucionalOficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)es_ES
dc.uri.originalhttp://www.odepa.gob.cl/articulo/frutales-cambios-en-los-accesos-a-mercados-2/
dc.coverageChilees_ES
dc.coverageEstados Unidoses_ES
dc.sectorAgrícolaes_ES
dc.coverage.ciudadSantiago, Chilees_ES


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Agroindustria hortofrutícola.
Autor(es):
Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)
Fecha de Publicación:
2004-07-06
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Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa)
Fecha de Publicación:
2004-06