Situación mundial de los mercados de trigo y maíz.

En la segunda semana de julio de 2005, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) hizo entrega de su última previsión de la evolución de la producción mundial de trigo y maíz para el año de comercialización 2005/2006, estimando en ambos casos una reducción de los stocks finales, condiciones que permiten prever al menos una mantención de los precios internacionales de estos granos. En el mercado del trigo la última previsión de la evolución de la producción mundial apunta a que esta caería en 2005/2006 con respecto al año anterior en 11,95 millones de toneladas (1,9%). No obstante, las existencias con que se inicia el año son mayores que las del año anterior, lo que ha permitido estimar una oferta total de 755,49 millones de toneladas, que supera en 5,81 millones de toneladas a la disponibilidad del año 2004/2005. En tanto, la demanda mundial crecería en relación a la de ese año en 11,20 millones de toneladas (1,8%). Resultado de lo anterior es una reducción prevista para las existencias finales del año 2005/2006, que alcanzarían a 143,34 millones de toneladas. Esta cifra es casi 1 millón de toneladas inferior a la proyectada en el informe mensual anterior del USDA y representa un 23,19% de la demanda anual. La evolución de estos indicadores es compatible con un mercado de futuros que se observa firme y apuntaría a un sostenimiento de los precios internacionales. En el mercado del maíz, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en su última previsión para 2005/2006, estima una baja de la producción mundial superior a la entregada en junio, y señala que cae, respecto al año anterior, en 38,75 millones de toneladas. La demanda mundial se reduce también en relación al año anterior, aunque sólo en 1,37 millones de toneladas. Como resultado, los stocks finales disminuyen en relación al año anterior en 11,58 millones de toneladas. Por otra parte, se estima que el comercio mundial bajará en relación al año anterior en 1,18 millones de toneladas. Pese a la leve disminución de la demanda y del comercio mundiales, la menor producción y la reducción de los stocks finales en el mundo deberían posibilitar al menos la estabilización de los precios en los niveles actuales.